Por lo general, es aconsejable que un acusado nunca hable con la policía sin la presencia de un abogado. Esto se debe a que cualquier cosa que un acusado le diga a la policía puede ser usado en su contra en la corte.
Cuando una persona es detenida o detenida por la policía, tiene derecho a guardar silencio y a tener un abogado presente durante el interrogatorio. Este derecho está protegido por la Quinta Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, que establece que ninguna persona “será obligada en ningún caso penal a ser testigo en su contra”.
Ejercer el derecho a guardar silencio y a tener un abogado presente es importante porque la policía puede tratar de lograr que un sospechoso confiese un delito o que proporcione información que podría ser utilizada en su contra en la corte. Incluso si una persona es inocente, sin darse cuenta puede decir algo que podría usarse para incriminarla.
Tener un abogado presente durante el interrogatorio también puede ayudar a proteger los derechos de una persona y garantizar que no esté siendo tratada injustamente. Un abogado puede asesorar al acusado sobre qué decir y qué no decir a la policía, y puede objetar si la policía está actuando de una manera que no es legal o justa.
Además del riesgo de incriminarse, platicar con la policía sin la presencia de un abogado también puede ser estresante y confuso. La policía puede usar tácticas como presión psicológica o artimaza para tratar de que un sospechoso confiese o que brinde información. Un abogado puede ayudar a proteger a una persona de tales tácticas y asegurarse de que no se esté aprovechando de ella.
En resumen, generalmente es recomendable que un acusado nunca hable con la policía sin la presencia de un abogado. Esto se debe a que cualquier cosa que un acusado le diga a la policía puede ser usado en su contra en la corte, y tener un abogado presente puede ayudar a proteger sus derechos y asegurar que no están siendo tratados injustamente.